Andrés Núñez

Redacción Comciencia

🕑  23 de agosto de 2021     


Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) de 2018, en Ecuador, 1 de cada 4 niños y niñas menores de cinco años sufre de desnutrición crónica. Esta condición afecta directamente al desarrollo de los menores e, incluso, repercute durante todas las etapas de su vida. Por años, este ha sido uno de los mayores problemas (multicausal) de salud pública en el país, y una tarea pendiente para el Estado. Investigadores del Instituto de Salud Pública de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) realizaron un estudio para identificar el panorama de la población infantil indígena en desnutrición; así como los factores más importantes que determinan su origen. 

La desnutrición crónica genera efectos inmediatos en la salud de los niños y niñas; al punto en el que ponen en riesgo sus vidas. Sin embargo, los efectos a largo plazo también son capaces de desencadenar consecuencias irreversibles. De hecho, los menores con desnutrición crónica son más propensos a desarrollar enfermedades crónicas en la adultez, como diabetes e hipertensión. Además, la desnutrición está relacionada con problemas de aprendizaje, ingreso tardío al sistema educativo y mayor deserción escolar. Estos obstáculos dificultan la inserción social y laboral de estas personas e impiden que su calidad de vida mejore. 

Pese a la implementación de una serie de estrategias de los diferentes gobiernos de turno para luchar contra la desnutrición crónica infantil, los resultados no han sido alentadores. Los datos de ENSANUT revelan que la desnutrición en menores de 5 años se redujo solo en un 0,9%, entre 2014 y 2018. Por otro lado, la desnutrición crónica para menores de 2 años, en el mismo periodo, aumentó del 24,8% al 27,2%. Este escaso progreso también se ve reflejado en el informe de 2020 de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL); el cual indica que Ecuador ocupa el segundo lugar en desnutrición crónica infantil en menores de 5 años en Latinoamérica, solo por detrás de Guatemala.  

Con el fin de comprender más sobre esta problemática, el Instituto de Salud Pública (ISP) de la PUCE llevó a cabo el estudio ‘Wawapak-Kausay’, entre 2018 y 2019. En esta investigación, participaron 1204 niños y niñas indígenas menores de cinco años pertenecientes a 5 cantones de Chimborazo con mayor presencia de población indígena. La información fue recolectada a través de encuestas que indagaban sobre los determinantes de la desnutrición. Adicionalmente, se tomaron muestras de sangre y heces para evaluar la presencia de parásitos  y/o anemia y se realizaron mediciones de peso/talla de los niños y sus madres.

Los resultados mostraron que 1 de cada 2 niños y niñas indígenas, pertenecientes a estos 5 cantones, sufría de desnutrición crónica. Entre las principales causas, relacionadas con una mayor probabilidad de padecerla, estaban: el hacinamiento, los escasos recursos económicos , la falta de acceso a servicios básicos (agua potable, alcantarillado, luz eléctrica) y el limitado acceso a servicios de salud

A escala nacional, el problema de la desnutrición crónica infantil ha sido un verdadero desafío. Por esta razón, este tipo de estudios son indispensables; pues permiten comprender a fondo el panorama de la población vulnerable y las características socioeconómicas que influyen en el desarrollo de la desnutrición. Solo a través de una visión integral, con alianzas de los sectores involucrados, se logrará implementar estrategias efectivas a largo plazo que cambien esta realidad.